Que Dios y la Patria os lo demanden

Argentina desde adentro, para un buen latinoamericano, significa Argentina de puertas adentro, o sea, vista y examinado por el periodista estando dentro de su território, su realidad cotidiana, sus lugares oscuros.
Un ladrón jamás podría conocer el interior del lugar que roba o hurta, porque no es de allí. Así un político o gobierno que roba o asalta no es patriota; por esto mismo, no es de allí. Esa no es su casa. Fuimos los ciudadanos que se la entregamos.
Pero como ese no fue el trato, puesto que votar es un derecho de la Democracia, que está sobre los mismos gobernantes, el pueblo debiera saber cuando y cómo expulsar de la posición al político ganador que no cumple su función sino saquea el país.
Pero... También aquí hay otro "pero". Robar y hurtar es propio de cualquier humano, que sólo podría reprimirlo en únicos dos casos: Dentro de la Fe Cristiana, por la regeneración. Y fuera de esa fe, por uma índole moralmente edificada del ciudadano.
Desde la óptica cristiana se sabe a ciencia cierta que la Moralidad impecable casi ni existe; y cuando aparece, poco dura, porque el ser humano está caído de delante de Dios, Justicia y Verdad pura, por lo que es absolutamente utópico suponer que si el candidato fuera cristiano sería solución. Si el tal fuera genuino, será mejor, pero no impecable.
Ahí entonces deben aparecer los responsables de que ese político esté allí robando o hurtando en vez de hacer justicia como debía. Estos son los componentes del pueblo, que no tiene ni moral, ni autoridad para demandar como se haya resado en la asumisión del cargo: "Si así no lo hiciereis, Dios y la Patria se lo demande", pero tiene el deber de votar, aún sin estar ejerciendo de veras la Democracia.  
¿Cómo puede un pueblo dividido en 51 % y 49 % enfrentados argumentar tener autoridad para demandar que ladrones y asaltantes se bajen del puesto al que el pueblo le colocó?
En todo caso, el segmento social del pueblo que podría esgrimir alguna autoridad para hacerlo sería la parte que perdió la elección y que no autorizó a tal representante del peublo estar allí en el sillón del Gobierno, por causa de la autoridad que debe tener. De otra parte, tal vez deban ser los que allí le colocaron los que también le bajen, pero hoy en Argentina el actual Gobierno (y no el pueblo) pretende juzgar al anterior por inmoralidades exactamente en estos delitos, mientras roba y hurta a su manera, y tal vez sin antes nunca haber sido impecable.
Es aquí que debe entrar LA IGLESIA. No la denominación religiosa llamada Iglesia Católica Apostólica Romana ni la denominación Evangélica multicompuesta, sinó, alguien o algunos genuinamente autorizados divinamente para juzgar.
En alguna medida y de manera simple, indirecta y limitada, este AUTOR, periodista, escritor, y Apóstolo de Cristo asume saber y poder enfrentar la mentira, los crímenes y delitos, y la deshumanidad de los Gobiernos, empezando por el actual, sin dejar de examinar puntos diversos de los anteriores dentro de la Biblia y dentro de la Argentina, en la esperanza de que los hombres de bien y justicia sepan apreciar válida esta intervención no en la posición partidarista sinó en la del TODO, Cristo, EL CAMINO, LA VERDAD y LA VIDA.

Apóstol Tito Berry

Comentários