Entendiendo alma como mente,
voluntad y emociones, y espíritu como conciencia, facultad de comunión
con Dios y facultad de discernimiento espiritual, y no
apenas de alma, invito a
los pastores y líderes cristianos y vocacionados a hacer política desde
su condición de cristianos, a evaluar si alguna vez
hicieron uso de sus espíritus en tales menesteres, o apenas lo
practicaron por medio de sus ideas, su voluntad y las emociones.
Les aseguro que, si son normales
como yo, ni percibieron que dentro de ustedes hay un espíritu distinto
del alma. La mayoría de los cristianos poco y nada
perciben su propio espíritu, porque desde la caída del hombre en el
pecado, nuestra alma batalla sin cesar contra nuestro espíritu, porque
es allí donde el Espíritu de Dios mora.
Pero como esa batalla durará
nuestra vida humana por entero, y felizmente para nuestra nueva vida
Dios nos restauró “de gracia” “La Mujer” en su debido lugar
(Gn. 3. 15), el matrimonio (Ef. 5. 23-32) y la Iglesia como Cristo
en Su Plenitud (Ef. 4. 11-16), no necesitamos preocuparnos en cómo ser
transformados y desprendernos de la vida del alma caída
para vivir en nuestro espíritu, en y por el Espíritu de Dios, pues,
primero Él nos trata por “la mujer”, luego nos tratará por “el
matrimonio” y completando sus tratamientos para nuestro cambio y
madurez, nos trata por “la iglesia”. Así que si queremos actuar en
Política será de gran ayuda, y suficiente aprender a andar en armonía
con “la mujer” (sea madre, hermana, novia, esposa o
pastora), en el matrimonio (si casados), y en la Iglesia (única y
unida en cada ciudad conforme la Biblia).
Veo en la Biblia que no existe
ninguna posibilidad de un cristiano individualmente ser luz y sal en la
Política si no vive en sujeción en esas tres forjas
divinas. El sabio Salomón dijo todo: “
Mejor es el que tarde se aíra que el fuerte; Y el que se enseñorea de
su
espíritu, que el que toma una ciudad” (Reina Valera Antigua 1602).
”Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse uno mismo que
dominar a los demás” (Traducción en Lenguaje
Actual).
Muéstrenme un político argentino
que supo ejercitar su espíritu, y les señalaré el mejor. Sinó, no hay
mejor. Alma con alma discuten, se acusan mutuamente, se
persiguen, calumnian, infaman, se vengan. Pero a los pastores el
Señor del Rebaño nos llamó y colocó para apacentar sus ovejas, incluso
las perdidas en el mundo, en la política también, pero no
para posicionarnos a favor de un político y en contra del otro. En
la Iglesia, todos son ovejas halladas, pero en el mundo, y en la
política, todos son perdidos; algunos ovejas, otros cabritos.
Entre ellos no existe oveja perdida mejor.
Y nosotros pastores no podemos
siquiera imaginar que Macri tenga la debida condición moral para juzgar a
Cristina, o Cristina esté sin pecado para juzgar a
Macri. Sólo debemos apoyar políticas, no políticos. Políticas
concordantes con la filosofía de Jesús, nada más, y para tanto, sólo
ejercitando nuestro espíritu, porque nuestra alma siempre se
opondrá a la verdad, a la integridad y la verdadera humildad que
procede de la vida que justifica y no hace separación de clases.
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