La Mesa del Diálogo

Antes de todo, pregunto. Usted, pastor o padre, teniendo una visión gobernante para un cambio y el establecimiento de algo que considere mejor, ¿se sujetaría a oír otras voces? La Mesa del Diálogo fue irritante al Kirchnerismo, verdad, así como sería de igual manera intolerante para el Macrismo, ¿Por qué? Porque ambos son gobernados por una visión de cambio radical. Tal Mesa fue propuesta y constituida por la Iglesia Católica y el PNUD [Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo] en días cuando De La Rua ya había escapado y el católico Duhalde deambulaba la Casa Rosada con tan sólo la receta católica, tan verdadera cuanto su última acción antes de dejar el gobierno, un considerable aumento al sueldo de los obispos.
 
Si mal no recuerdo, fue el 02 de marzo del 2002 que luego de un mes y medio de intensa actividad, ha dado por cumplida su primera etapa de trabajo la llamada Mesa del Diálogo Argentino, en la que representantes de los distintos sectores de la sociedad confrontan sus puntos de vista y procuran elaborar acuerdos y coincidencias básicas, con el apoyo y el respaldo moral y estratégico de la Iglesia Católica y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
 
La Iglesia Evangélica nunca antes había podido sentar al menos junto a la otra iglesia, la del artículo 2 de la Constitución Nacional, para dar su palabra a los gobiernos. Ahora que lo lograron, quieren presentarse solos al Gobierno, cuando el mecanismo no contempló desmembramientos manipulativos sino precisamente una única y unida mesa de diálogo que declare, peticiones, reclame y proponga por acuerdo.
 
El impacto en las estructuras de la Nación y la reversión de la crisis delaruista a una creciente estabilidad con Kirchner en el 2003, dejó al descubierto que tal Mesa, por ser otra versión del mismo egoísmo religioso-político endémico de la Argentina, no puede servir de excusa para considerar petulante o soberbio a los gobiernos más ensimismados de la historia argentina, el de los Kirchner y el de Macri. En la Argentina continuamos embelesados con los caciques. Siempre un gobierno personalista tomando cuenta de todo, sin diálogo y sin justicia social, cada uno peleando por los de su clase social, o por la que más le convenga. ¿Hay hoy día una Mesa del Diálogo funcionando a gusto de pastores evangélicos y padres católicos?
 
Que el Señor nos libre de dejarnos contaminar por el odio de los ricos que se sienten despojados por los pobres apoyados por “gobiernos populistas”.
 
 

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