Que los Medios hegemónicos se
creyeran dueños de la verdad por siglos en todo el mundo, principalmente
en el mundo yanqui, prácticamente se volvió cultural,
pero que el ciudadano cristiano compacte con esa perniciosa falacia,
es mucho peor que un desfavor a la verdad y la paz social.
Cuando alguien le hace mal a
quien uno odia o vive incomodo por su liderazgo donde nada podemos hacer
por cambiarlo, y gozamos con aquello, estaremos siendo
personas verdaderamente desconocidas por nosotros mismos, tan
odiosas como las otras, manipulables, idiotas y vanas.
A mí también el Kirchnerismo
casi me despertó odio cuando liberó el falaz “casamiento homosexual”, y
múltiples beneficios a ese gallinero de diversidad de
género. Entretanto, con perseguir a un presidente o a un partido
político como si fuera el mismo Diablo, es de lobo en el gallinero
intentando allí
poner orden. ¿Que nos movería así hacerlo? Si ese sentimiento nos
cierra los oídos interiores para las verdades, y a partir de ello
prefiramos masajearlo con TN o Clarín, porque al menos repite lo que
el corazón dice a gritos en silencio, magro favor hace un cristiano al
país dividido entre putos en el Gobierno y putos
gobernados esperando agazapados y enardecidos por asaltar el sillón
de Rivadavia. Cuando un perro lo ocupa, es porque el Can Diablo se
apoderó del mismo gallinero que en la apariencia persigue,
tan sólo pensando como Judas.
¿Cómo se llama eso de disfrutar de denuncias a nuestro enemigo y odiar a quien le quiere hacer ver verdades?
Pelea de prostitutos en los
antros de la diversidad de géneros. Géneros de mentiras o verdades, o
media-verdades, esperando cazar incautos para su clan.
678 en la esencia es igual que
CLARIN, TN, e otros medios, sólo que en los últimos lo presentan todo ya
cocinado, y en 678 cocinaban en público. Si vamos a
hacer periodismo, mejor que lo hagamos completo, y no tratando al
lector/observador de idiota.
Cualquier periodista podría decirnos que “Cristina
hizo persecución al periodismo independiente”, pero jamás un laico
en el tema; porque el periodista es verdadero o mentiroso, pero de algo
tiene que vivir y si lo es de verdad, no le gustará
ningún otro oficio, mientras que el laico no depende de tales
intereses en pugna para nada. Mucho menos podría el laico condenar a “la
universidad de las madres”, que ni un sapo tragaría esa
infantil invención: Una persona que llevó a Ley un proyecto
regulador de los Medios que fue aprobado y elogiado mundialmente, no
perseguiría medios “independientes”. Lo que sí LA LEY persiguió
fue a la monopolización de CLARÍN, y sólo festeja su rebelión y
triunfo, quien no tiene un mínimo de temor de Dios al quedarse del lado
más vendepatria que tenemos en el país, por haberse perdido
en el laberinto de las mentiras hace mucho tiempo. ¡Pobre ovejas de esos pastores, y pobre hermano de esos hermanos entregados
a adorar y servir al Cesar menos humano de todos los tiempos!
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